Y, raudos y veloces, ¡han corrido a preparar la nueva casita para sus plantas y y las de sus compañeros!
Pero, no conformes con eso, han seguido trabajando y trabajando con la inestimable ayuda de sus maestras y del abuelo Manolo, quienes han colocado las magníficas vallas y, por fin... ¡Llegó el momento de llevar a las plantas a su nuevo hogar! ¡Qué contentos estaban!¡Y con qué cuidado y mimo las han tratado! ¡Verdaderamente, esas plantas pueden estar felices por ello!
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